Esta primavera nos puso las cosas difíciles, al principio no paraba de llover y nuestras tierras colectivas, mojadas, esperaban pacientes vernos a todas por allí. Luego llegó mayo y este sol abrasador y derrepente todo son prisas, el trabajo se amontona, cielos!, estrés!. Para que digan por ahí que hablar del tiempo no tiene su importancia y que en el campo se vive tranquilo...
Las tierras colectivas están en marcha, sólo nos falta un último empujón a la última de ellas, que ya está sembrada de maiz, pero queremos que le acompañen fabas, aparte de quitar las malas hierbas y arriandar. Las patatas, salladas y aporcadas en tres intentos! y el pan ya está espigando alegre y tiernamente, con esas espiguitas e color verde claro y flexibles, jóvenes...cuánta ilusión.
Cuando terminemos esta parte, será verano y llegará pronto la cosecha. Comienza con la del pan, a finales de agosto, y ya entrado el otoño la de las patatas y las fabas. El maiz puede esperar hasta el invierno.
Las tierras colectivas están en marcha, sólo nos falta un último empujón a la última de ellas, que ya está sembrada de maiz, pero queremos que le acompañen fabas, aparte de quitar las malas hierbas y arriandar. Las patatas, salladas y aporcadas en tres intentos! y el pan ya está espigando alegre y tiernamente, con esas espiguitas e color verde claro y flexibles, jóvenes...cuánta ilusión.
Cuando terminemos esta parte, será verano y llegará pronto la cosecha. Comienza con la del pan, a finales de agosto, y ya entrado el otoño la de las patatas y las fabas. El maiz puede esperar hasta el invierno.
En mi pueblo, se unen los habitantes para sembrar patatas y también cosecharlas, son pocos pero se ayudan. La única mula que hay en el pueblo trabaja para todas las casas, luego comen juntas y así se quieren, porque se necesitan. De eso se trata.
Porque no contamos cosas de nuestras tierras hago esta pequeña entrada, para compartir, para que sepáis, para que os inspiréis y hagáis nuevos grupos de proximidad que cultivan juntos. Porque coyer pan solu ye muy aburríu, y así empezó todo.
Porque no contamos cosas de nuestras tierras hago esta pequeña entrada, para compartir, para que sepáis, para que os inspiréis y hagáis nuevos grupos de proximidad que cultivan juntos. Porque coyer pan solu ye muy aburríu, y así empezó todo.
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