Llovía la víspera y llovía por la mañana. Pensé en enviar un mensaje para que viniera menos gente aunque luego decidí que el tiempo mismo echaría para atrás a gran parte de los asistentes, y no hacía falta. Y así fue. Estuvimos en familia, por la mañana Sara, Víctor, Itay y Nico, a comer Vane y luego por la tarde llegaron refuerzos: Enrique y John. Como no dejó de llover pasamos casi todo el día bajo la panera picando leña, que tenía mucha estorbando y otra mucha mojándose desde el invierno. Fue una gran labor, pues yo ya estaba harta de verlo todo torgado de palitroques por todas partes, tengo la leñera repleta y el invierno no me asusta. Hoy, salió el sol por fin, y sonrío ante la imagen de la leña apiladita. Muchas gracias a todos los que vinisteis, y también a los que no, porque hubiese sido un poco lío.
Sigo necesitando un pequeño empujón para la huerta, así que cualquiera que quiera venir a echar un cable estos días que vienen ya soleados, será bienvenido y bien alimentado.
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